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Hoy es un día muy especial para La Cámara de mi Ex…

¡Se cumple un año desde que hice mi primera publicación en este blog!

No fue casualidad que yo eligiera el 27 / 03 para inaugurarlo.

La creación de La Cámara de mi Ex fue mi manera de conmemorar el aniversario que, debido a las circunstancias adversas, no alcancé a celebrar en pareja. Y con “circunstancias adversas” me refiero a esa traumática noche de enero en la que fuentes cercanas me informaban que mi (ex) pololo me ponía los cuernos a miles de kilómetros de distancia de donde yo me encontraba.

Ya he narrado en infinitas ocasiones cómo se desencadenaron los hechos tras ese episodio de infidelidad que dio inicio a mi 2014. He aquí un breve resumen de lo que fue mi año de despecho:

Niña se enamora perdidamente de Niño. Niña se va de vacaciones familiares. Niña descubre que Niño besó a otra niña (Patas Negras). Niña sufre de amor. Niña crea un blog sobre Niño. Niña alcanza una fama moderada. Niña y Niño se odian. Niña y Niño se aman. Niña y Niño vuelven a fornicar. Niño a la vez fornica con la tocaya de Niña (Niña 2.0). Niña se vuelve loca. Niña le dice adiós a Niño. Niña alcanza el nirvana. Fin (?)

*   *   *

Suena como una verdadera película de terror ¿o no?

O una comedia romántica quizás…

Como pueden ver, mi “caso particular” no es más que una historia bastante estándar sobre amor y desamor. Un best seller cualquiera de Nicholas Sparks, sólo que sin el cáncer terminal. Me atrevería a decir que todos hemos conocido a un “Niño” o “Niña” en nuestras vidas.

Sin embargo, el secreto que muy pocos saben tiene que ver con los eventos que acontecieron el día en que mi blog hizo su gran debut en internet…

Si bien no fue la velada romántica que ella había imaginado, lo cierto es que Niña sí pasó su “aniversario” junto a Niño.

Yo fui quien le propuso a Juan juntarse a tomar algo cerca de un metro, con el pretexto de que tenía que hacer hora antes de una fiesta que había en mi universidad (la misma fiesta en la que comenzó mi fugaz lesbian-phase con “Robin”).

*

Esa misma noche, antes de salir de mi casa, publiqué y compartí en redes sociales mi primer post en el sitio de Wordpress que bauticé como La Cámara de mi Ex.

En ese momento no me preocupaba la crítica estilística, ya que jamás pensé que tanta gente se interesaría en leer mi blog. Lo que más me asustaba era hacer lo que todos los manuales sobre “mujeres cabronas” te prohíben hacer: admitir públicamente que sigues enamorada del mismo weón que te hizo sufrir.

*

Fue así como terminé reuniéndome con mi ex en un bar de Providencia, la misma noche de nuestro aniversario.

Seguíamos en esa etapa de incertidumbre, en la que aún no desechábamos la opción de volver. Yo todavía guardaba la esperanza de que en uno de esos días Juan se las jugaría por redimir su error y me sorprendería con algo GRANDE, como Heath Ledger en 10 things I hate about you.

Cuando tu pololo(a) te caga, sientes que le debes explicaciones a TODO el mundo. Sentía que la única forma de perdonar a Juan, era si la gente se enteraba que él se había humillado públicamente por mí (“ojo por ojo…”) y así yo no quedaba tan mal parada por seguir enamorada de él.

Pero eso nunca pasó.

De todas formas, ese encuentro en el bar sería una de las muchas veces en que nos juntaríamos durante el año a prolongar lo inevitable.

Yo ya le había contado a Juan sobre mis planes de crear un blog. Poco antes de que me regalara la cámara, le dije que tenía ganas de tener mi propio “diario de vida online” en el que pudiera compartir mis fotos y narrar la historia detrás de ellas.

Me intrigaba muchísimo saber si había alcanzado a leerlo antes de venir al bar, pero no me atrevía a preguntárselo. Eventualmente fue él quien lo mencionó…

“Leí tu blog. Está bueno.”

No se habló más del tema aquella vez. Más adelante, en otra conversación, Juan me confesaría que le había dado mucha pena leerlo.

Esa noche nos despedimos a la salida del metro con un largo abrazo (siempre como si se tratara del último).

Camino a mi universidad, no pude evitar sentirme un poco triste al comparar lo distinta que eran las cosas entre nosotros hace tan solo un año atrás…

Recuerdo que ese día yo estaba MUY enojada.

Luego de 4 meses de adiestramiento intenso, al fin había logrado enamorar al gigoló italiano que me sedujo a fines del 2012 en una fiesta electrónica en el Hotel W.

Pero había un pequeño problema… Juan seguía sin hacerme LA pregunta que nos convertía oficialmente en pareja (“DTR”).

En dos oportunidades tuve que recurrir al “ultimátum”:

La primera vez había sido una tierna interpelación sobre sus verdaderas intenciones conmigo:

“¿Quiero saber si… planeas pedirme pololeo pronto?”

Estaba cagada de vergüenza cuando se lo pregunté, pero por suerte, Juan fue muy tierno al respecto. Me dijo que quería pedírmelo de alguna forma que fuera especial, y que por eso no lo había hecho todavía. Quedé mucho más tranquila después de eso.

Sin embargo, ya había pasado más de un mes desde aquella conversación y él seguía sin pedírmelo. Hace rato que hacíamos todo “en pareja”, e incluso llegó a presentarme como su “polola” en reiteradas ocasiones.

Se hubiera tratado de otra persona y quizás esto no me hubiera molestado tanto. Pero salir de la zona “amigos-con-ventaja” me había costado sangre, sudor y lágrimas (literalmente hubo sangre… él sabe de lo que hablo).

Sentía que, como mínimo, me merecía una petición concreta de parte de Juan.

Fue por eso que el segundo ultimátum se manifestó en la forma de un whatsapp lleno de indignación. Le dije que su tardanza en pedirme pololeo sólo estaba logrando causarme inseguridad, y que lo encontraba un desubicado por tenerme esperando como una tonta.

Esa misma tarde, Juan llegó a mi casa con un ramo de girasoles (mis favoritas) y cara de “sé-que-las-cagué”.

Traté de hacerme la enojada lo más que pude, pero me resultó imposible una vez que lo tuve haciéndome “cucharita” en mi cama.

Me di vuelta para mirarlo de frente, y fue ahí cuando me pidió pololeo. Yo le dije que sí. Duh.

Y por supuesto que me saqué una selfie para la posteridad:

Se me nota en la cara… estaba chocha.

Hoy se termina un ciclo muy importante de mi vida, en el que puedo decir que sobreviví mi primera gran desilusión de amor.

Si hay algo que rescato de todo esto, es que de los cambios se aprende.

Recuerdo muy bien cuando una amiga de la universidad me dijo:

“Te vas a demorar un año en superar a tu ex, te lo doy firmado.”

Al principio no sabía si creerle mucho. Habían días en lo que me torturaba pensando que había perdido al amor de mi vida, y días en los que me sentía lista para conquistar el mundo. Pero su pronóstico fue más o menos acertado: me demoré alrededor de 7 meses en dejar de hablarle, y los 5 que siguieron en desenamorarme.

Sin embargo, me he dado cuenta de que olvidar es un proceso mucho más lento que el de superar. El momento en que tomé la determinación de dejar de hablarle a mi ex, fue mi manera de seguir adelante con mi vida. Pero olvidar resulta bastante más difícil, ya que el cuerpo tiene la habilidad de evocar ciertos momentos con la misma intensidad que cuando sucedieron.

En otras palabras, recordar es revivir.

Específicamente, me pasó al recordar esa noche que nos juntamos a terminar en persona. Como ambos tuvimos nuestros respectivos viajes en Febrero, tuve que esperar un mes entero para ver a Juan luego de haber cortado la relación por teléfono.

Hace un tiempo atrás me acordé de esa noche y las lágrimas se me cayeron de forma automática. Llevaba varias semanas sin pensar en él, y sin embargo, acordarme de aquella vez fue como volver a sentirlo todo de nuevo:

Confusión de seguir queriendo a la misma persona que me hizo llorar tantas veces.

Melancolía de tener que partir el año separada de mi mejor amigo.

Rabia de lo mucho que me hizo sufrir ese verano.

Ternura de poder sentir su arrepentimiento.

Felicidad de haber amado.

Tristeza de haber perdido.

Él sabe muy bien de qué noche estoy hablando:

… la noche que me sacaste esta foto en el ascensor de tu depto:

Como pueden notar, la foto salió corrida. En la mitad izquierda sólo alcanza a salir mi brazo, y la mitad derecha se la robó la “Milú”.

Esto me recuerda a mi primer post “Una niña con su juguete nuevo“:

27 / 03 / 2014

“[…] Esperemos que este año traiga muchos “momentos Kodak” para completar las 36 fotos que conforman el rollo de mi Olympus. No tengo idea lo que me espera este año, del mismo modo que desconozco qué fotos de mi siguiente rollo saldrán buenas y cuáles simplemente saldrán borrosas. Por el momento me conformo con disfrutar del pánico que me provoca tener la vida por delante.”

Si lo miramos desde esa perspectiva, aquella foto era sólo un anticipo de que lo mío con Juan nunca iba a funcionar, ni aunque trataramos de dejar atrás todo lo ocurrido ese verano. A veces el amor no es suficiente, ya que el daño es irreparable…

Hay fotos que están destinadas a salir borrosas.

Ahora que puedo verlo todo con mayor claridad, hay algunas cosas que me gustaría decirle a Juan:

*     *     *

Cuando te conocí, yo era una pendeja demasiado celosa y dependiente, y al mismo tiempo, tu constante desapego me causaba demasiadas inseguridades. El deterioro de nuestro pololeo era algo inevitable, ya que en ese momento yo te estaba pidiendo un nivel de compromiso que tú no estabas dispuesto a darme. Si duramos todo ese tiempo juntos fue porque, a pesar de nuestras diferencias, éramos muy felices.

Yo sé que me guardas un poco de resentimiento por haber caricaturizado nuestra relación mediante este blog. Sé me culpas por arruinar la “amistad” que teníamos luego de haber terminado. Y tienes razón: más de una vez usé este espacio para vengarme de ti, y en el proceso violé tu confianza. Mi intención jamás fue basurearte. Durante meses sentí que me había vuelto loca y el blog me ayudó a verbalizar lo que estaba sintiendo en ese momento (y lograr la catarsis que tanto necesitaba).

Hay muchas cosas de nuestro pololeo que reconozco que idealicé (como cualquier persona que se enamora por primera vez). Sin embargo, hay cosas que jamás pondré a duda sobre el año que estuvimos juntos. No me arrepiento de ti.

Y sea cual sea tu opinión actual sobre mí, sé que ambos hicimos nuestro mejor esfuerzo por amar al otro. Al menos yo estoy segura de que te lo di todo.

Es por eso que si llego a toparme contigo, lo único que me queda hacer es sonreírte, ya que fueron más las cosas buenas que las cosas malas.

*     *     *

Luego de casi 6 meses sin vernos ni hablarnos, lo que más me queda de mi relación con Juan es nostalgia. Los recuerdos se hacen cada vez más difusos, y eso me causa cierta tristeza. Se te olvidan los chistes internos, se te confunden las fechas y ya no recuerdas con exactitud los gestos que evidenciaban su estado de ánimo.

Gran parte por la cual me rehusé a desprenderme de mi ex, fue por el miedo de tener que asumir que ya no formaba parte de su vida. Me daba pánico la idea de ser reemplazada, de que otra mina fuera la que le hiciera cariño en el pelo desde el asiento del copiloto o que le diera piquitos en las luces rojas…

Pero el gran Gustavo Cerati no pudo haberlo dicho mejor…

“Poder decir adiós es crecer.”

¡C’est la vie!

Me alegra haberme enterado que Juan sigue usando mis regalos de “mes-versario”, y que no soy la única de la relación que se quedó con los cuernos puestos en la cabeza (♫ ¡El venao, el venao! ♫).

Bueno, pero ya basta de discursos tristes y melancólicos. Recordemos que hoy es un día de celebración, ya que se cumple 1 año desde que La Cámara de mi Ex hizo su estreno en las redes sociales (y mi vida privada perdió toda su privacidad).

¡Y es sabido que todo buen cumpleaños viene con sorpresas!

Quiero partir contándoles que llevo casi tres meses saliendo con alguien. Podría decirse que estoy “andando”, pero no quiero adelantar nada todavía. Para resguardar su identidad, lo llamaré “Bombo”.

Quizás más adelante les cuente cómo fue que nos conocimos (bajoneando en Brasil) y las aventuras que marcaron nuestros inicios (“¡Saca a la maraca de la casa!”). Pero todo lo que deben saber por ahora es que Bombo es un muy buen tipo, cuya seductora voz es digna de un trailer de película épica Hollywoodense.

* Fun Fact: La ex de Bombo también se llama Fran (!!!) Lo cual confirma mi teoría de que vivo en fucking Macondo, y que estoy condenada a que todas las ex y futuras amantes de mis pololos se llamen igual que yo. Definitivamente las “Franciscas” somos las nueva “José Arcadio Buendía”.

Ahora llegó el momento de ponerle un poco de humor a este post…

Inspirándome en la canción “Forgetful Lucy” de la película 50 First Dates, le compuse mi propia versión al ex que hizo que todo esto fuera posible.

Espero que disfruten el cover que hice con la colaboración de mi talentosísimo amigo Daniel Ortega Covers.

Ladies and gentleman, may I proudly present to you “Unfaithful Juan”:

“Unfaithful Juan” (Letra traducida al español)

El Hotel W fue el lugar,

Donde vi tu rostros por primera vez.

Nos comimos enseguida,

Pero no te acordabas de mi nombre al día siguiente.

[Coro]

Juan Infiel,

Me tuviste sufriendo desde el principio.

***

Solía llorar todos los días porque me engañaste con una zorra.

Y me hiciste lamentar la noche en la que te di permiso para que me desfloraras.

Tenías un peinado tan despampanante que no pude ver,

Que tu pene estaba rogando ser liberado.

[Coro]

Juan Infiel,

Podrías haberme advertido que lo nuestro había terminado.

***

Pero aún así lo amo,

Porque soy una puta que no tiene remedio.

Incluso si mientras estoy cantando esta canción,

El está deseando nunca haber conocido a la ex chiflada que escribe en un blog.

[Coro]

Juan Infiel,

Me reemplazaste por otra Fran.

¿Qué tal si la cagas la vida a ella también?

***

(Esta canción va dedicada a todas las mujeres que alguna vez se han sentido personalmente victimizadas por un ex).

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Luego de unas largas y merecidas vacaciones, ¡AL FIN ESTOY DE VUELTA!

Siguiendo con el tema de los aniversarios, les cuento que estuve de cumpleaños este pasado mes de enero.

Se los menciono porque hace un tiempo atrás, encontré una de esas típicas cartas que te hacen escribir en el colegio para ser leídas por uno mismo en 10 años más. En ese entonces tenía 11 años, de modo que la carta va dirigida a mi “yo” actual de 21 años.

Me encantaría poder decirles que esta carta la escribí el 27 de Marzo del 2005, para que mi historia tuviera el mismo giro inesperado que la película The Number 23 (“¡todo calza pollo!“)…pero lamentablemente se me olvidó anotar la fecha.

Hoy he decidido compartirla con ustedes…

 ¡¡¡Jajajajaja, csm que pendeja más PERNA!!!

Para mantener la tradición, escribí una carta para ser leída a mis 31 años:

*     *     *

27 / 03 / 2015

Querida Yo,

A diferencia de mi última carta, no te voy a bombardear con una lista de expectativas sobre cómo que me gustaría verme a mi misma en 10 años más. Con esto no quiero decir que sea malo tener ambiciones a largo plazo. Muy al contrario, ojalá nunca abandones tu sueño de algún día convertirte en guionista de “Saturday Night Live”. Pero si algo he aprendido en esta última década de vida, es que muchas cosas buenas pueden surgir de aquellos sueños que no salieron como uno esperaba.

Pongámonos al día: en tu primer año de universidad decidiste que no estudiarías periodismo. Pasaste de ser fumadora social a fumadora regular. Por las cosas de la vida, te distanciaste de algunas amigas de la adolescencia. Subes y bajas de peso constantemente. El “pololo mino” te rompió el corazón.

Sin embargo,  muchas cosas buenas han surgido de todo esto… Encontraste tu “nido creativo”  en Dirección Audiovisual (los fabulosos “DAV”). Muchos joteos se iniciaron con la pregunta “¿tení fuego?”. Hiciste nuevas amistades y te reencontraste con amigas que pensaste haber perdido para siempre. Aprendiste a reírte de ti misma y a no tomarte tan enserio tus imperfecciones. Gracias a tu ex, te armaste de coraje para partir este blog.

En definitiva, me di cuenta que muchas veces nuestras expectativas sobre el futuro evolucionan de forma inesperada. El desafío está en sacarle el jugo a estos cambios.

Lo que sí voy a hacer en esta oportunidad, es darte una serie de 5 consejos fundamentales que espero tomes en consideración durante la próxima década de tu vida:

1) Si llegases a decidir pasar el resto de tu vida con alguien, procura que sea con tu mejor amigo. Dudo que te cases antes de los 31, ya que actualmente no se encuentra dentro de tus prioridades. Pero hagas lo que hagas, no te comprometas con alguien que no te “mueve el piso”. Yo sé que te da un poco de miedo quedarte atrás, y no poder seguirle el ritmo a tus amigas que ya esperan a su segundo hijo (¡felicitaciones Itzi y Peraka!). No obstante, te da más miedo pasar el resto de tu vida “mal acompañada” . Lo cierto es que jamás estarás sola, ya que tienes demasiada gente a tu alrededor que te ama incondicionalmente. Enamórate cuantas veces sea necesario y ten todo el sexo desenfrenado que se te antoje. De aquella forma, el día que decidas darlo todo por un hombre, sabrás que fue la decisión correcta.

2) Sigue escribiendo, incluso si escribir no forma parte de tu pega actual. Uno nunca sabe lo que puede pasar en el camino, así que no te voy a presionar a que ejerzas la carrera que estudiaste. La verdad es que mientras seas feliz, no me preocupa tanto que tengas o no el “trabajo de tus sueños”. Sin embargo, nunca dejes de escribir. No solo eres buena escribiendo, sino que además es algo que te llena y apasiona. Escribe blogs, cartas de amor, críticas de cine amateur, da igual. Pero no permitas que el tiempo te silencie.

3) Trata de no sobrepasar los 63 kilos. Gran parte de tu buen sentido del humor se lo debes a tu capacidad de  poder reírte de ti misma. Gracias a eso “kilitos extra” que te atormentan desde 6to básico, fuiste capaz de desarrollar un autoestima casi indestructible a tus veinte. De todas formas, todo tiene su límite. Y el mío son los 63 kg (escribo esto mientras me devoro una pizza hawaiana). Admítelo: te caga un poco la onda no poder ponerte tus puti-shorts favoritos pa’ carretear, por miedo a que se te rajen haciendo un twerk. Sabes que lo que te pido no es nada del otro mundo (¡vuela alto “thigh-gap”!).  A lo que voy es que no dejes que tu cuerpo se te escape de las manos, a tal punto de que interfiera con tu seguridad en ti misma (y termines abusando de los pantalones de buzo).

4) Sal de la casa de tus viejos. AHORA. No me importa si actualmente vives en un piso compartido con un ex-convicto que conociste en Tinder,  o si tu menú semanal consiste únicamente de sopas Maruchan. Sólo te pido que cumplas nuestro sueño frustrado del “sucucho propio”. Yo sé que amas muchísimo a tus papás, y que no hay nada más tentador que la comodidad del nido familiar. Pero weona, ¡independízate de una vez por todas plis! Te estás perdiendo muchas oportunidades de “self-knowledge” por las restricciones que te ponen en esa casa. Además, no hay situación más degradante a que tu vieja te siga revisando el tufo pa’ cachar si tomaste trago… a los 31.

5) No abandones las ganas de hacer de tu vida algo extraordinario. Yo sé que la mayoría de las personas te dirán que los mejores años de tu vida ya pasaron. Tal como lo dice Lily Allen en su temazo “22” (un poco más realista que la canción de Taylor Swift con el mismo nombre): 

  ♫ It’s sad but it’s true how society says her life is already over. ♫

Si bien es verdad que ya se acabaron tus “veinti-siempre”, y salir a discoteques con cachitos de diablo adquiere connotaciones de solterona desesperada, que nunca se te olvide que todavía te quedan muchísimas aventuras por delante. La clave está en siempre pensar que “lo mejor está por venir”. En algo tenía muchísima razón la Frani del 2005:

“Madurar NO significa ser más aburrida y aviejarse. Siempre buena onda y levemente alocada.”

Te conozco bastante bien (quizás mejor que nadie en este mundo), y por eso mismo confío que estás haciendo tu mejor esfuerzo por convertirte en la persona que quieres ser (básicamente, la versión heterosexual de Ellen Degeneres).

Nos vemos en 10 años más.

 Atte,

♥ Tú ♥

*     *     *

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¡Muchísimas gracias a todos los que me apoyaron en mi primera incursión por el mundo de los blogs! Gracias a ustedes me atreví a revelar mis sentimientos más patéticos y mis aventuras más vergonzosas.

La Cámara de mi Ex es uno de los logros personales del cual más me enorgullezco, porque no hay nada más gratificante que ser honesto con uno mismo y que la gente te aprecie por eso. Los incentivo a buscar algo en lo que puedan explotar su creatividad y contar sus propias historias.

1 año, 14 publicaciones y más de 80.000 visitas.

Wow. Simplemente, wow.

¡Que tengan un excelente 2015 y atentos a mi próximo post!

– Frani.

Morro de Sao Paulo, Brasil (2015).

Pd,

“You will find that there’s a certain grace to having your heart broken.”

– Lena Dunham (Not That Kind of Girl)